DIARIO DE UNA COMEDIANTA 175
ocultas en su habitación. Hizo más todavía: de- nunció que dos de las cámaras ocupadas por la Embajada de España contenían aún muebles que habían pertenecido al principe. Por esta ra- zón los guardias rojos quieren penetrar, no obs- tante nuestros esfuerzos para impedirlo; y des- graciadamente el encargado de Negocios de España, Sr. Contreras, se encuentra en Moscú.
A 9 de Septiembre.
Es absolutamente preciso salir de esta situa- ción, que amenaza llegar a ser trágica un día de estos.
El pabellón de un país neutral ya no ampara nada. Los guardias rojos pretendieron todavía entrar esta mañana y anunciaron que van a volver.
Entonces derroché audacia.
Dándome con aplomo el título de secretaria de la cancillería de la Embajada de España, me dirigí, en compañía del secretario de la Embaja- da, a buscar al terrible comisario de Relaciones exteriores, Petroff, Deseo preguntarle qué signi- fican esas pesquisas.
Pero me informan que Petroff ya no desempe- ña ese cargo. Fué descubierto cuando estaba co- metiendo un delito y aprehendido a su vez.
Otro comisario me recibe. No sabe una pala-