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traba, y Brigadiér de los exércitos de us Magestad. En 3. de Abril de 1721.

Don Lorenzo Folch de Cardóna, del Consejo de su Magestad, y Alcalde de su Casa y Corte. En 27. de mayo de 1723.

Don Juan Isidro Iañez Faxardo, Caballero del Orden de Calatraba, Gentilhombre de la boca de su Magestad, su Secretário con exercício de Decretos en la Secretaría del Despacho universal de Hacienda, y Regidór de esta Villa. En el mismo dia.

Don Miguél Peréa, Presbytero, de la Orden de Santiago, Visitadór General de ella, y Capellan Mayor del Real Consejo de las Ordenes. En 3. de Enero de 1724.

El Doctor Don Thomás de Montes y Corrál, Cura Próprio de la Iglésia Parrochial de la Villa de la Adrada. Fué recibido por Académico supernumerario por la auséncia del Marqués de San Phelipe en 7. de Enero de 1724. Entró en Plaza del número en 30. de Noviembre del mismo año, en la que vacó por muerte de Don Luis Curiél.

21 Desde este año de mil setecientos y catorce, hasta el de mil setecientos y veinte y tres, fué prosiguiendo la Académia en sus exercícios, juntandose siempre en la Posáda de su Excelentisimo Directór, que la franquó con liberalidád, y especial gusto. Las Juntas han sido indefectiblemente cada semána, por lo general los Jueves, y aunque en algunas ocasiones se ha mudado el dia, por ciertos motivos, ha sido empeño constante, que no faltasse Junta en la semána. En estas se ha tratado unicamente el assunto de la Académia, sin permitir la mas leve digressión, aun à matérias, ò puntos, que por tocar à otras Ciencias podían ser de enseñanza: porque empeñados todos en el objéto del Diccionario, ha sido común empeño de los assistentes el no perder un punto de tiempo en adelantar su composición, y reveer lo que à este fin se havía trabajado por cada Académico: haviendo llegado à tanto grado esta constante aplicación, que hizo olvidar el exercício de las oraciones del mes, que los priméros años se observó trabajar con rigurosa puntualidád (las que se guardan en la Secretaría, para darse al público, donde hallarán los curioso diversión y enseñanza) porque despues considerando que este exercício, aunque útil y divertido, impedía el tiempo al Académico, à quien tocaba la composición, y embarazaba à la Académia el reveer lo trabajado, se fué omitiendo por olvído ù precisión , sin haverse echado menos, por atender à lo principál: siendo digna de reflexión la constáncia de los Académicos assistentes, que (sin otro impulso, que su honra, y el respéto à la Magestad, debaxo de cuya Protección trabajaban) han concurrido tan puntualmente, que haviendose observado el estatúto de no tener Junta sin siete Académicos, ha sido en doce años rara la vez que se ha dexado de tener Académia, por faltar esta número à componerla.

22 Esta continuadas taréas llegaron à producir tantos materiales, y