nario castellanos que se habian publicado con anterioridad en la prensa diaria, bajo el titulo de Borrones gramaticales [1] i Al traves del Diccionario i la Gramática [2].
Al fin de cada tomo se la una lista alfabética de las palabras tratadas. Solo en el segundo tomo se mencionan con cierta frecuencia voces de oríjen indio (poco mas de dos docenas), en parte con cita de autores chilenos que han usado las voces; a menudo oponiendo autores castellanos que usan palabras distintas. El autor considera como castellanas solamente las voces rejistradas en el Diccionario de la Real Academia, i está inclinado a criticar las que no están. Ahora figura, por ejemplo, en el Dicc. Ac. la voz lloíca como equivalente de pardillo o pechicolorado.
En Chile hoi se dice comunmente lóica o llóica, forma que el autor considera como "corrupcion" de lloíca. Pero es indudable que la palabra lloica solo figura en el Dicc. Ac. por encontrarse en Alonso de Ovalle.
Amunátegui mismo cita el párrafo correspondiente: "Los pájaros que llaman los indios lloicas... llaman los españoles estos pájaros pechicolorados, porque no hai grana ni escarlata que llegue a la fineza del rojo de su pecho."
No me cabe la menor duda que el nombre lloíca realmente es desconocido en España; la descripcion académica dada bajo la voz pardillo es, o deberia ser, la del pajarito europeo Erythacus rubecula, que es bastante diferente de la loica chilena (Leistes americanus, segun Gay, Zool. I, 350, véase la descripcion). Segun Febrés loyca o lloyca, son nombres araucanos. El acento lloíca será simplemente una invencion académica de 1884, como quechúa.
Baste este ejemplo para probar que en cuanto a denominacion de objetos de historia natural no hai que fiarse de la Academia, ni ménos cambiar voces chilenas lejítimas por castellanas que significan objetos diversos. Tambien en la voz cachanlahua llega el autor a la conclusion de que la forma estropeada que está en el Diccionario Académico es preferible a la lejítima chilena.