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cuentro para referirme lo ocurrido. Vi a lo lejos unos gendarmes rondar mi casa; mas no parece que fuesen en mi busca: iban, sin duda, en persecución de otros infelices, quintos, desterrados, personas sometidas a vigilancia y otras oprimidos, de los muchos que ha creado en Francia el régimen actual.

El gobernador de la provincia de Loir y de Cher fué a pedirme el manuscrito, y para ganar tiempo le di una mala copia que me quedaba, y se dió por satisfecho. He sabido que el Gobierno le trató muy mal algunos meses después para castigarle por los miramientos que tuvo conmigo. Se dice que el pesar que le produjo haber caído en desgracia del Emperador, ha sido una de las causas de la enfermedad que le ha matado en la flor de la edad. ¡Infortunado el país en que por la fuerza de las circunstancias un hombre de valía sucumbe bajo el pesar del disfavor (1).

(1) La señlora de Stäcl cuidaba entonces de la impresión de su obra sobre Alemania; cuando estuvo para publicarsela remitió a Bonaparte, con la siguiente carta:

"Sefior: Me tomo la libertad de ofrecer a V. M. mi obra sobre Alemania. Si V. M. se digna leerla, paréceme que encontrará en ella la huella de un espíritu capaz de reflexión ilegado a su madurez. Señor, hace doco años que no he visto a V. M. y que estoy desterrada. Doce años de infortunio modifican todos los caracteres, y el destino enseñia a resignarse a los que sufren. A punto de embarcarme, suplico a V. M. que me conceda media hora de conversación. Tengo que decirle algunas cosas, que creo han de interesar a V. M., y por esta razón le suplico que me conceda el favor de hablarle antes de mi partida. En esta carta sólo me permitiré explicar los motivos que me obligan a marcharme del continente, si no obtengo de V. M. permiso para vivir en el campo lo bastante cerca de París, para que mis hijos puedan residir en la capital. Las personas que están en deagrazad