Página:Diez años de destierro (1919).pdf/169

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
167
 

cualidades de los habitantes de las montañas: el valor y la fidelidad.

Nuestro postillón nos mostró un peñasco donde el Emperador Maximiliano, abuelo de Carlos V, estuvo a punto de perecer; su ardor por la caza le arrastró de tal modo, que se encaramó en pos de una gamuza hasta unos riscos, de los que después no podía bajar. Esta tradición es aún popular en el país; tan necesario es para las naciones el culto del pasado. El recuerdo de la última guerra persiste en el alma del pueblo; los campesinos nos mostraban las cimas de las montañas, donde se habían atrincherado; en su imaginación revivía el efecto que su hermosa músi ca de guerra produjo al resonar desde lo alto de las montañas en los valles. Al enseñarnos el palacio del príncipe real de Baviera, en Inspruck, nos dijeron que allí había vivido Hofer, el campesino valiente, jefe de la insurrección; contáronnos la intrepidez que mostró una mujer cuando los franceses invadieron el castillo; en fin, estos y otros rasgos revelaban el deseo de ser una nación, deseo más fuerte que su adhesión personal a la Casa de Austria.

En una iglesia de Inspruck está la famosa tumba de Maximiliano; fuí a verla, acariciando la idea de que nadie me conocería, por hallarme en un lugar muy apartado de las capitales donde residen los agentes franceses. La figura de Maximiliano, de bronce, está de hinojos sobre un sarcófago, en medio de la iglesia, y treinta esta-