Página:Diez años de destierro (1919).pdf/176

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
174
 

CAPITULO VII

Estancia en Viena.

Llegué felizmente a Viena el ó de junio, dos horas antes de salir un correo que el conde de Stackelberg, embajador de Rusia, enviaba a Wilna, donde estaba a la sazón el Emperador Alejandro. El conde de Stackelberg se portó conmigo con la noble delicadeza que es uno de los rasgos más salientes de su carácter, y despachó aquel correo con la petición de mi pasaporte, asegurándome que dentro de tres semanas podía tener ya la respuesta. Tenía yo que buscar un sitio donde pasar aquellas tres semanas; mis amigos austriacos, que me habían recibido con gran amabilidad, me aseguraron que podía quedarme en Viena sin temor. La Corte se había ido a Dresde para asistir a la gran reunión en que todos los príncipes alemanes juntos iban a rendir pleitesía al Emperador de Francia. Napoleón se había detenido en Dresde, pretextando nuevas negociaciones para evitar la guerra con Rusia; es decir, para obtener, mediante la política, el mismo resultado que por las armas. Al principio no quería admitir al rey de Prusia en el banquete de Dresde; sabía demasiado la repugnancia que este desgraciado monarca siente por las cosas que la necesidad le obliga a hacer. Dícese que Metternich obtuvo para el rey de Prusia aquel humillante favor. El sefor de Hardenberg, que acompañaba a Metter-