Página:Diez años de destierro (1919).pdf/211

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
209
 

rra y después el cielo para indicarme que la una sería pronto para él el camino del otro. Bien sé que con razón puede objetárseme las grandes atrocidades en que abunda la historia de Rusia; pero, en primer lugar, creo que deben imputarse a los boyardos, depravados por el despotismo que ejercían o que sufrían, más bien que a la nación misma. Por otra parte, las disensiones políticas desnaturalizan en todas partes y en todos los tiempos el carácter nacional; nada tan deplorable en la historia como la serie de tiranos rusos, encumbrados y derrocados por el crimen; pero tal es la condición fatal del poder absoluto en la tierra. Los empleados civiles de rango inferior, cuantos fían su prosperidad a la astucia o a las intrigas, no se parecen en nada a los habitantes de la campiña, y me explico todo lo malo que se ha dicho y se diga de ellos; pero una nación guerrera hay que estudiarla en sus soldados, y en la clase de donde salen los soldados; es decir, en los campesinos, Aunque me llevaban con mucha rapidez, parecíame, por lo monótono del país, que no avanzaba. Llanuras arenosas, algunos bosques de abedules y aldeas muy distantes unas de otras, compuestas de casas de madera cortadas por el mismo patrón, era todo lo que veían mis ojos.

Sufría una desazón semejante a la pesadilla que nos sobrecoge algunas noches, cuando se nos figura andar, andar, sin adelantar un paso. Parecíame aquel país la imagen de lo infinito, y que para atravesarlo hacía falta la eternidad. A cada mo-

Diez años
14