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Puede decirse, en cambio, que las mismas dificultades de que la naturaleza rodea al hombre, robustecen su carácter y no consienten que el espíritu se pervierta en la ociosidad. Sin embargo, a cada momento echaba yo de menos aquella luz del Mediodía que había inundado mi alma.

Las ideas mitológicas de los habitantes del Norte los hacen ver sin cesar aparecidos y fantasmas; el día es allí tan propicio a las apariciones como la noche; el ambiente pálido y nuboso parece invitar a los muertos a volver a la tierra, a respirar el aire frío como la tumba que rodea a los vivos. En estas comarcas, los casos extremos son más frecuentes que los términos medios; o la ocupación única es luchar con la naturaleza para subsistir, o los trabajos del espíritu adquieren con facilidad un tono místico, porque el hombre no recibe inspiración alguna de los objetos exteriores, y todo lo extrae de sí mismo.

Las crueles persecuciones del Emperador me han hecho perder por completo la confianza en la suerte; sin embargo, creo más en la protección de la providencia, aunque no bajo la forma de venturas terrenales. De esto se sigue que cualquier resolución me espanta, pero el destierro obliga a menudo a tomarlas. Tenía miedo al mar, y todos me decían: "Todo el mundo hace esa travesía, y a nadie le ocurre nada." Razones como éstas tranquilizan a casi todos los viajeros; pero la imaginación no se deja encadenar por consuelos de ese género, y la idea de aquel abismo, de