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V 4 95 trataban al Estado como un capital cuyos intereses hay que hacer por cobrar con la mayor tranquilidad posible (1).

CAPITULO XVI

Enfermedad y muerte del señor Necker.

Mi padre llegó a conocer el asesinato del duque de Enghien, y las últimas líneas escritas de su mano que recibí, expresan su indignación por ese atentado.

En el seno de la más profunda tranquilidad me sorprendieron dos cartas que hallé sobre mi mesa, anunciándome que mi padre estaba gravemente enfermo. Me ocultaron que el correo que las trajo era también portador de la noticia de su muerte. Partí con alguna esperanza, y la conservé a pesar de todas las circunstancias que de(1) La Comisión militar designada para juzgar al duque de Enghien se reunió a media noche en Vincennes; el interrogatorio duró tres horas; después de una deliberación de dos horas a puerta cerrada, los jueces reconocieron por unanimidad que el duque de Enghien era culpable de traición y delincuente contra el Estado. En el acto se dictó sentencia de muerte. El 21 de marzo de 1804. a las acis menos diez de la mafiana, una gran detonación resonó en los fosos det castillo; el último retoño de la llustre Casa de Condé, moría por la causa realista. Se ha dicho que la Comisión mílitar hizo ejecutar la sentencia con precipitación excesiva:

que el Primer Cónsul no ordenó, ni quiso, ni slquiera previó la muerte del duque de Enghien; pero al día siguiente de la ejecución, Bonaparte fué en persona al Consejo de Estado a reclamar la piena responsabilidad de lo sucedido; y en Santa Elena volvió a reclamarla por un artículo de su testamento: "Mandé prender y juzgar al duque de Enghien por edgirlo así la seguridad, el interés y el honor del pueblo francés." (Nota de D. Lacroix.) »