Página:Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (1911).djvu/223

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 215 —

—Usted tiene siempre modos de hablar, de portarse, de hacer... Pero anda demasiado aprisa y me trata mal.

—¿Mal, María? ¿No sabe usted que mi mayor deseo es que sea usted la compañera de mi vida? ¡Diga! ¿quiere ser mi mujer?

—¿Su mujer? Y después de otra pausa, contestó:

—Pensémoslo más... Hablemos de eso dentro de unos meses... Déjeme la ridiculez de ser algo romántica, repitiéndole los versos de Campoamor:

La tierra está cansada de dar flores; necesita algún año de reposo.

—¿Tantas ha dado?

—Alg...unas...

—¿Con Vázquez? Se separó violentamente, como si la hubiese herido en lo hondo.

—Las flores son la condición de la primavera.

¿Qué importa dónde, cuándo, ni cómo, ni por qué?—dijo amargamente.

—¿Se ha enojado, María? ¡Mire! Y yo que le iba á pedir...

—¿Qué?

—Que nos casáramos... cuando usted quisiera.

—¿Dentro de un año?—preguntó, sonriendo como entre nublados.

—¿Dentro de un año? ¡Tanto! Pero si usted quiere... ¿Por qué dentro de un año?

—Porque... no tengo... con-fi-an-za... Mi amigo es muy veleta.

—¡Yo!

—Muy veleta y muy... ¡Ah, Mauricio! ¿quiere que volvamos á hablar de esto el año que viene? ¿Quiere? ¡Sea buenito!

—Pero María, usted duda de mí, usted piensa que yo...

—No, Mauricio—interrumpió.— Éstas son