Página:Doble error - novela (1919).pdf/27

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
23
 

y esos escribidores de novelas nan persuadido a las mujeres de que un hombre que bebe y come no puede estar enamorado.

En cuanto a mí, nada conozco que me haga dejar de beber o comer.

—Pues bien, querido Perrin—dijo Châteaufort poniéndose el sombrero y arreglándose el pelo—, quedamos convenidos; el jueves próximo vengo a buscarle; ¡ zapato bajo y media de seda, etiqueta rigurosa! Sobre todo, no olvide echar pestes del marido y decir mucho bueno de mí.

Salió moviendo su fusta con mucha gentileza y dejando al comandante Perrin muy preocupado de la invitación que acababa de recibir, y más perplejo aun al pensar en las medias de seda y en el traje de etiqueta.

IV

Varias personas invitadas a la comida de la señora de Chaverny se habían excusado, y esto hizo la comida un poco triste. Châteaufort estaba al lado de Julia, muy afanoso en servirla, galante y amable como de costumbre. En cuanto a Chaverny, que se había dado un largo paseo a caballo, tenía un apetito prodigioso. Su voracidad era capaz de estimular las ganas de los más enfermos. El comandante Perrin le hacía compañía, escanciándole a menudo y riendo a grandes carcajadas, cuantas veces la soez alegría del anfitrión le daba pie para ello. Chaverny, sintiéndose entre militares, había recobrado en seguida su