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No soy competente mas que en piernas de caballo respondió modestamente el viejo soldado.

—Son verdaderamente admirables — prosiguió Chaverny, y no las hay más hermosas en París, excepto las... Se detuvo y se puso a retorcerse el bigote con aire burlón, mirando a su mujer, que enrojeció hasta los hombros.

—Excepto las de la D***?—interrumpió Châteaufort, citando a otra bailarina.

—No—respondió Chaverny, con el tono trágico de Hamlet. "Pero mira a mi mujer." Julia se puso púrpura de indignación. Lanzó a su marido una mirada rápida como el relámpago, pero en la que se pintaban el desprecio y el furor. Después, esforzándose por contenerse, se volvió bruscamente hacia Châteaufort.

—Es preciso—dijo con voz ligeramente temblorosa que estudiemos el dúo de "Maometto". Debe resultar muy bien con la voz de usted.

Chaverny no cambiaba de tema fácilmente.

—Châteaufort, no sabe usted que he querido sacar un molde de las piernas de que hablo? Pero no han querido permitirmelo.

Châteaufort, que experimentaba una alegría muy viva con esta impertinente revelación, aparentó no haber oído y habló de "Maometto" con la señora.

—La persona a quien aludo—continuó el implacable marido—se escandalizaba de ordinario cuando le hacía justicia en este punto; pero en el fon do no le disgustaba. No sabe usted que se hace