¿Sin que nos vean?
Nos verán, pero en tal arreo que nos han de atribuir cualidades de que carecemos. Apuesto lo que querais á que cuando estemos vestidas de hombre, yo he de parecer el mejor mozo, y el de más desgarro, y he de llevar la daga mejor que tú. Hablaré recio, como los niños que quieren ser hombres y tratan de pendencias cuando todavía no les apunta el bozo. Inventaré mil peregrinas historias de ilustres damas que me ofrecieron su amor, y á quienes desdeñé, por lo cual cayeron enfermas y murieron de pesar.—¿Qué hacer entonces?—Sentir en medio de mis conquistas cierta lástima de haberlas matado con mís desvíos. Y por este órden ensartaré cien mil desatinos, y pensarán los hombres que hace un año he salido del colegio y revuelvo en el magin cien mil fanfarronadas, que quisiera ejecutar.