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COMO GUSTÉIS.

vos. Vengo aquí, señor, entre la muchedumbre de paisanos copulativos, á jurar y perjurar, según como liga el matrimonio y como la sangre quebranta. Una pobre doncella, señor, nada agraciada, pero mía. Con ella cargo, señor, por un humilde capricho mío, de tener lo que nadie querría. La honestidad oculta su riqueza, como los avaros, señor, en un pobre alojamiento; así como la perla dentro de una fea ostra.

Duque.—Á fe mía que es agudo y sentencioso.

Piedra.—Conforme á la coyunda de los necios, señor, y á tales dulzainas dolencias.

Jaques.—Pero vamos á la séptima causa. ¿Cómo descubristeis que la querella era sobre la séptima causa?

Piedra.—Por una mentira contradecida siete veces.—No te pongas en tan mala postura, Tomasa.—Y es como sigue, señor. No me gustaba el corte de la barba de cierto cortesano, y él hizo que me dijeran de su parte que si yo decía que su barba no estaba bien cortada, él era de parecer que sí lo estaba: esto se llama la réplica cortés. Si yo le enviaba á decir que no estaba bien cortada, él replicaría que la cortaba á su gusto: y esto se llama el sarcasmo modesto. Si todavía, que no estaba bien cortada, me calificaría de juez incapaz; y esto es la réplica grosera. Si una vez aún, que no estaba bien cortada, me respondería que yo faltaba á la verdad; y esto se llama la repulsa valiente. Y si tornase á decir que no estaba bien cortada, me diría que miento; y esto es el rechazo turbulento. Y así sucesivamente se llega al mentís condicional y al mentís directo.

Jaques.—¿Y cuántas veces dijisteis que su barba no estaba bien cortada?

Piedra.—No me animé á pasar del mentís condicional, ni él se atrevió á darme el mentís directo. Así, medimos las armas y nos despedimos.