za. Nunca beberé demasiado del afecto de Bruto. (Bebe.)
Bruto.—Entrad, Ticinio. Bienvenido, buen Messala. Sentémonos ahora bien junto á esta luz y examinemos nuestras necesidades.
Casio.—¡Porcia! ¿Y eres ida?
Bruto.—Basta. Os lo ruego. Messala, he recibido aquí cartas anunciando que el joven Octavio y Marco Antonio avanzan sobre nosotros con fuerzas poderosas, y que dirigen su marcha hacia Filipi.
Messala.—También tengo cartas del mismo tenor.
Bruto.—¿Con qué adición?
Messala.—Que por proscripciones y mandando poner fuera de la ley, Octavio, Antonio y Lépido han hecho matar cien senadores.
Bruto.—No están acordes nuestras cartas en ese punto. Las mías hablan de setenta senadores muertos por sus proscripciones, siendo Cicerón uno de ellos.
Casio.—Cicerón?