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Página:ECH 2985 12 - Hechicería y medicina popular.djvu/2

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En las noches del Viernes Santo o en la iluminada víspera de San Juan es cuando actúan de preferencia los "buscadores de entierros ", a causa de que en esas horas de santidad quedan desautorizados y maltrechos los malignos espíritus encargados de custodiar esas riquezas. El intento se debe efectuar evitando, en lo posible, que se "deshaga el encanto " y la magnitud de esos bienes escondidos se distingue por cifras que indican las cargas de plata sacadas de algún "alcance" minero .

Bien característico también de la brujería chilena es el culto de las "animitas", como promesa o voto al ánima de un pariente, amigo o vecino asesinado o simplemente fallecido por accidente en la vía pública. En el sitio fatal se labra una gruta y dentro de ella se encienden velas noche y día y aún se depositan ofrendas florales. Estos rincones son venerados por el vecindario y los fieles acuden a orar y cumplir sus mandas al difunto.

Algo verdaderamente peculiar de la mitología chilena es el fárrago de las supersticiones y los mitos mineros, generados al través de la vida secular de las importantes faenas extractivas del país, y distribuidas y desarrolladas en enormes regiones montañosas y desérticas que imprimen al suelo y a la vida social un cariz bien singular y una fisonomía determinada. Coinciden precisamente las características geológicas de esas tierras con una diferente filiación étnica de la población criolla. Ahí ya no se trata de ascendencia araucana, o propiamente promaucae, sino diaguita ,atacameña o quechua, hasta hacer prevalecer un tipo racial bien aclimatado a un medio físico bien diferente al del resto del territorio. En ese medio especial, los mitos son diferentes y componen con la sugestiva e imponente apariencia de las "apachetas", las "chulpas", los "petroglifos", los "pukarás" y las ruinas, un mundo espiritual bien privativo de esa porción singular del confín austral de América.

Refiriéndose a la nación chilena y al campo espiritual que dominan los adivinos, los brujos, los hechiceros, los curanderos, los magos, los charlatanes, los embaucadores y otros traficantes de la gazmoñería y de la superchería, está demás advertir que todos esos iniciados son los que tramitan trances tan diversos como la redención de "las almas en pena", las imposiciones de males ya citados, los anuncios de lluvias y otras especialidades de la mítica general. Los cartomanticos predicen el porvenir y los signos de la suerte, pero los casos mas graves quedan a cargo de videntes y augures de ambos sexos, que interpretan los pactos,