figurar Chile con una buena provisión de epítetos para las confusiones o transmutaciones de clase social. Definiendo actitudes equívocas en las relaciones mundanas los peruanos poseen los conceptos de "guachafo" (con tendencia a la cursilería) y la "lisura" (aplicable a los frescos y desfachatados). En el país de más al sur se puntualizan éstos aspectos conceptuosos con el "pije" y el "siútico" de mayor tradición social que el "chute", el "tiuque", el "cabritilla", despectivos categóricos pero sin mucho arraigo. Al pije se le condena su fracasado alarde de distinción en los ademanes y en el vestir, por el hecho de pertenecer, de hecho, a una categoría inferior, pero en el siútico se puntualizan otros rasgos y apariencias atribuibles a todas las manifestaciones del vivir y mas bien asimilables a la cursilería o al mal gusto. Ambas denominaciones acusan una cierta analogía con el atorrante argentino, pero son mas ominosas que el pisaverde y el currutaco.
En desviación ascendente y en sentido contrario a las derivaciones anteriores hay que referirse a nuestros adjetivos "chatre", "cacharpeado" y "afutrado", especialmente en el ambiente agrario.
Los calificativos capitales de nuestra vida de sociedad exhiben curiosas variaciones y un don de observación que tomaron cuerpo y definida forma en los albores de la vida republicana. A los personajes influyentes se les ha motejado de "cogotudos" y de "palos gruesos" (vara alta), y mas precisamente de "futres" (que visten con entera sufición a la moda) y despectivamente como "pitucos"; algo relacionados, los primeros, con los "catrines" de México y los "gamonales" de Perú. En esta línea, y más con carácter político se distinguieron en el siglo pasado los pipiolos" (liberales) y los "pelucones" (conservadores); evolucionando luego hacia los "pechoños" (conservadores) y los "rádicos" (radicales). Ocupa un rango intermediario el "medio pelo" (clase media), en la cual se reúnen los artesanos, mercaderes y granjeros; y, en las capas inferiores se alínean los "rotos" y las "chinas" del bajo pueblo; correspondiendo con el "pelado" y la "china poblana" de México; dan término al escalafón chileno el "pililo" de la última extracción y apariencia. Al aludir, así, a la plebe, a la chusma, a la gentualla y al populacho se menciona la "chimuchina" (chamuchina de toda América y chamusquina de México} y la "palomilla brava" refiriéndose a los elementos maleantes.
El tipo nacional del "guaso" (vocablo quechua) fué conocido con