Página:ECH 3009 3 - Equitación criolla.djvu/6

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espuelas al pasar frente al jurado. Al momento en que el caballo parece sentarse sobre el cuarto trasero se le llama "entrada de patas". En el "volapié" el caballo no se detiene al fin de la "arrastrada", sino que vuelve inmediatamente por el lado izquierdo al punto de partida a repetir este ejercicio. Consiste el otro lance ("reculada") en retraerse, a reculones, inmediatamente que llegue a presentarse al jurado, retrocediendo algunos metros y sin vacilaciones ni desviaciones. Inmediatamente se efectúa la "apeada" que consiste en obtener la absoluta calma del corcel, mientras el jinete desciende y camina, jirando en rededor del caballo en ambos sentidos, para volver a montarlo. Delante del jurado y en el ejercicio de la "troya" el jinete obliga al animal a describir - al galope - un círculo cada vez más estrecho y con la mayor inclinación de cuerpo en el equino. En pleno movimiento le exige el jiro en sentido contrario u siempre con la mayor inclinación (casi tendido); procediendo a reducir la circunferencia hasta el máximo. Por último, diseñando la figura del "número ocho", al galope, se va aminorando el área de acción hasta donde sea posible, sin desfigurar la trayectoria iniciada. Como nota característica de esta serie de actividades debe señalarse el propósito permanente del jinete en orden a sorprender al animal, calculando situaciones imprevistas.

Entre los estilos regionales de montar y aparejar el caballo, no existen tantas variedades como las hay en la Argentina, donde se han llegado a establecer ocho tipos principales de aperos, pero se ostentan algunas creaciones guasas. Antes de reseñarlas conviene referirse al tipo de montura que ha prevalecido en España, buscando comparaciones. En los modelos de mayor difusión en la Península se ocultan debajo del casco o fuste el "sobrelomo" y la "almohadilla".