el plato ya aludido, con idéntico picadillo tanto en el género de la "empanada de horno" como de la "empanada frita". Bien opuesta a esas es la genérica "caldúa" (calduda) o "pequen" (tomando el nombre del mochuelo de los araucanos: "pequeñ"). Su envoltura de masa es más descuidada y acartonada y en el interior se aumenta la cebolla y el ají, destilando un caldo especial. El ciclo se prolonga a las empanadas, de preferencia horneadas, de toda clase de mariscos, de arroz y azúcar (que exigen el borde arremangado y lobulado) y de toda suerte de frutas y legumbres, desarrollando la gama de lo dulce a lo salado.
Pare describir otros recios platos criollos hay que ensalzar un cereal chileno tan delicado y sabroso como el "poroto granado", o sea el fréjol no madurado en la vaina por condiciones exclusivas del clima. Cocinados estos granos con grasa de hoja, choclo y zapallo picados y con sal