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estos alimentos de horario de consumo variable, fortuito, se acostumbran a comer con pan, y, excepto casos de extrema temperancia, de indigencia o de inexistencia casual, reclaman la participación de bebidas alcohólicas, en particular vino o algún trago fuerte.

Igualmente circunstanciales, aunque de menor envergadura gastronómica son: los camotillos, unos trozos semisólidos de dulce de camote, con forma de gajos de naranja, de no más de 10 cm. de largo. Los picarones, semejantes a gruesos anillos cilíndricos, de 7 a 8 cm. de diámetro externo, hechos de una masa liviana de harina, huevos, leche, zapallo cocido y molido, polvo de hornear; fritos en aceite o en manteca, y que suelen servirse pasados, vale decir mojados en jarabe de chancaca o de miel de abejas, este último denominado arrope. La sustancia, una gelatina proveniente de huesos y nervios hervidos de gallina y pollo, cuando es de buena calidad, ya que hay otra inferior, obtenida de patas de vaca o de cordero. Los higos secos espolvoreados con harina tostada. Las papas y el queso asados. Los picles - del vocablo inglés pickles - que en Chile tienen sus mejores exponentes en cebollas, pepinos y tomates especialmente pequeños, en ajíes, porciones de coliflor y zanahoria, preparados en escabeche. Pueden consumirse con la sola compañía del vino, complementar una ensalada, entrada o plato fuerte, o bien constituir, con pedacitos de queso y carne de chancho fiambre, además de las obligadas aceitunas negras, el popular tenteenpié llamado pichanga, usual en reuniones de amigos efectuadas en lugares públicos, en particular con motivo del juego de cacho, de dominó o de naipes, y cuyo nombre procedería, por extensión, del perteneciente a un tipo del mencionado en tercer término, voz que se emplea actualmente en nuestro país para designar competencias deportivas informales y heterogéneas.

A las bebidas no es posible aplicarles los dos últimos procedimientos con que revisamos la función folklórica de las comidas, salvo en lo que incumbe a sus categorías y objetivos.

En el primer rubro, de significación secundaria para el Folklore, es dable hallar fuertes aunque normales contrastes, como el del guachacay, o guarisnaqui, o guachucho, o chivato, o pipiritiuque, - denominaciones de un aguardiente de mala clase, por lo general