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no elaborado con alcohol de uva- frente a cualquiera de las depuradas y gustosas mistelas, sea la de naranja, de betarraga, de membrillo, de menta, por citar algunas de la gran cantidad que vive tradicionalmente con riqueza de sabores y colores, género en que se incluyen otros licores dulces con nombres específicos, como los criollos apiao y guindao.

Una diferenciación tentativa de las bebidas, según las finalidades que sus consumidores manifiestan en nuestra realidad folklórica, nos permite señalar tres tipos mediante la siguiente terminología convencional: las refrescantes, las estimulantes y las complementadoras.

Entre las primeras destácase el mote con huesillos, esto es granos de trigo sin hollejo y duraznos secos con cuesco, en el caldo bien enfriado que resulta después de hervir los segundos en agua con azúcar. Su identificación con nuestra idiosincrasia es tan poderosa, que ha dado origen a la expresión proverbial "es más chileno que el mote con huesillos".

Cabe recordar aquí la importancia del mote, el que también puede ser de quinua o de maíz - del quechua: muti -, como integrante de comidas eminentemente campesinas, junto a papas, porotos o miel.

No podríamos omitir en esta nómina elemental a la aloja de culén, preparada mediante la infusión de ramitas de un arbusto autóctono, - del vocablo mapuche: culen - provista de escasa azúcar.

En lo que respecta a las bebidas estimulantes, así llamadas por nosotros en razón de los efectos psicofisiológicos producidos por la dosis de alcohol que contienen, ya nos hemos ocupado de varias a lo largo de este artículo, pero es de rigor ampliar la comprensión de su número y clases, indicando cómo la chicha puede obtenerse, además - sin que esta enumeración sea exhaustiva - del fruto del boldo, del huingán, del maqui, del membrillo, y muy frecuentemente del maíz, una de cuyas variedades es la jora, propia de la provincia de Tarapacá, alabando el ponche en leche o de fruta, o el mucho menos acostumbrado del aludido culén con toronjas de limón. Elogiando el veraniego borgoña, cuyas modalidades más comunes están constituidas por frutillas, o fresones, o duraznos, o chirimoyas, menudamente trozados o