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Alabemos al Señor,
que nos da su santo cuerpo;
en el ara del altar
se celebra un sacramento.

Alabanzas que hemos dicho
las ofrezco por los tres:
por la Virgen y el Señor
y mi padre San José

Las rogativas de amparo o los agradecimientos por haberlo recibido - distintas instancias de un mismo ciclo - están adaptados a cualquier contingencia de la vida, y constituyen, por lo tanto, el núcleo más difundido, ejemplificado aquí con una invocación nocturna:

Señor, a acostarme voy,
a tus sepulturas voy;
si yo me durmiera,
despiértame Vos;
si yo me muriera,
vélame Vos.
Con la Virgen me confesara,
con nuestro Amo comulgara.
Señor, a todos has recogido,
recógeme a mí, Señor,
aunque malo y pecador.
Arco de la gloria,
escalera de la eternidad,
cuando alzan la hostia,
queda el cáliz en el altar;
quien bendice la hostia,
bendice el altar;
bendice esta cama
donde me he de acostar.

A este mismo segundo objetivo de la oración conciernen episodios hagiográficos, debido a que la historia de su protagonista se aplica expresa o tácitamente al caso particular de quien solicita ayuda:

Estaba Santa Polonia
en la puerta de su casa.
La Virgen pasó y le dijo:
"¿Qué haces, Polonia de mi alma?".
Aquí estoy, Señora mía,
no duermo sino que velo,
que por un dolor de muelas
dormir no puedo.
La Virgen le dijo:
"Toca este niño reluciente,
que por la gracia de Dios
ando trayendo en mi vientre,
y nunca más te dolerán
ni las muelas ni los dientes".

El conjuro centra su alcance en evitar o combatir la causa o el agente de fuerzas contrarias a la integridad física o espiritual. La gran mayoría de sus textos son cortos y están provistos de rima de distribución irregular, como consecuencia de síntesis sucesivas. En ellos predominan las peticiones a Cristo, a la Virgen, a los arcángeles Gabriel y Miguel, a los Santos Cipriano y Silvestre,