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cual aquéllas se desprenderán en breve tiempo, transformándose el instrumento de la operación en un gusanillo, las más de las veces. Y si ejemplificamos con la aludida pata de conejo, diremos que ella se observa en llaveros, pulseras, o simplemente guardada en un bolsillo, como amuleto de buena suerte general.

En este mismo plano sitúase el ensalmo, que, en rigor, es un procedimiento para sanar o aliviar dolencias físicas hasta de mediana gravedad, gracias al solemne recitado de un texto de corta extensión, propio de cada necesidad, y en ciertas circunstancias necesario de complementar con palpaciones. En un sentido amplio, su órbita se extiende a la solución de problemas domésticos elementales y a facilitar la práctica de juegos principalmente infantiles. Y no porque él contenga a menudo una temática religiosa, debe cofundírselo con la oración, cuyo significado funcional es otro, aunque ambos fenómenos folklóricos se incluyan en la misma posición interpretativa fundamental respecto del nombre y de su medio, como ya quedara enunciado al comienzo de este estudio.

Podemos ilustrar lo expuesto señalando con qué fuerte convicción se usa en Chile la fórmula "María, María, sácame esta porquería", mediante la cual se solicita la mediación de la Virgen de los católicos para expulsar un corpúsculo molesto introducido en un ojo, la que debe decirse tres veces, según algunos reforzada por otros tantos escupitajos. Un ensalmo de la segunda clase, activador del fuego en labores hogareñas, viajes, faenas, diversiones, es el dístico

"Óyeme, Santa Isabel,
que el fuego no quiere arder".

La autoridad de este tipo de superstición ha sido conservada por la sabiduría de los patriarcas de grupos familiares y a instancias de meicos de prestigio regional. La trasmisión oral, verdadero vehículo de su divulgación, es la causa primordial de las incontables variantes introducidas en sus remotos textos originales, las que han permitido una gran heterogeneidad de versiones, dignas de ser analizadas por la Historia de la Medicina, la Filología, la Sociología, la Psicología, con objetivos axiológicos y educacionales.

Agreguemos el sahumerio, que pervive como recurso de obtención de éxito pecuniario o erótico, o bien de curación de enfermedades de personas y animales, por intermedio de emanaciones de la combustión lenta de materias a las que se atribuyen mágicas virtudes, añadiéndose, en algunas oportunidades, rogativas de índole religiosa católica.

Las normas más usuales prescriben el estricto cumplimiento de un ciclo de siete a nueve domingos, si se busca riquezas; del mismo