Su afinación equivale a la clásica de la guitarra, aunque por lo general una tercera más abajo que la de ésta, para evitar el exceso de tensión cordal. En el tercer orden se produce la nota más aguda y la más grave de las cuerdas sobre el batidor, ya que se reúnen tres mi en octavas diferentes.
Su función de acompañamiento está destinada principalmente a las entonaciones de los versos, y con menor frecuencia a las cuecas, tonadas, valses y Polca, La|polkas. Por consiguiente, el guitarrón se utiliza tanto en ocasiones festivas, sobresaliendo las celebraciones de bautizos, casamientos, onómasticos; como en ceremoniales, fundamentalmente en velorios de angelito, en los cuales su participación es apreciada en alto grado, por la solemnidad y belleza de sus recursos sonoros y por la importancia social que emana de su antigüedad y de su nombradía casi legendaria.
En nuestros días su práctica se conserva sólo en muy contados centros locales, destacándose la zona compuesta por las comunas de Pirque y Puente Alto, en la provincia de Santiago, en la cual su vigencia es pronunciada y constante, Entre los focos menores, aunque ya en proceso de franca decadencia, cabe mencionar la región chilota de Huillinco.
Los tocadores, en su mayor parte, se aproximan a los setenta años de edad, pero la existencia de varios con menos de cuarenta, indican que esta afición no sólo pertenece a los ancianos, de lo que infiere que su desaparecimiento no puede estimarse próximo. En cuanto a sus lugares de residencia, se produce un notable predominio rural, a causa de las condición de obreros agrícolas de los guitarroneros. El grado de instrucción acusa un bajo nivel, agravado por un considerable grado de analfabetismo, contrastante con el conocimiento general que se advierte sobre asuntos astrológicos, pastoriles, del Antiguo y del Nuevo testamento, y otros no menos eruditos. Por último, con respecto del elemento humano, añadiremos que el aprendizaje poético-musical se adquiere a través de la tradición oral, complementada por cuadernos y libretas de versos y por la intervención de maestros eximios, descollando en la ciudad de Puente Alto el extraordinario poeta Liborio Salgado, a comienzos del presente siglo.
En la actualidad no hay laudista que se dediquen regularmente a construir guitarrones, debido a que la ya aludida limitación numérica de ejecutantes impide una demanda de repercusión artesanal. Hasta las reparaciones se ofrecen rara vez