esa nada es infinita para la juventud. Y, en subs- tancia, ¡qué importa! Conviene hacer de cuando en cuando alguna locura para poder vivir tran- quilo algún tiempo. En mi juventud no lo hacía yo mejor, y, sin embargo, he escapado con la piel bastante sana."
Martes 30 de diciembre de 1823. *
Por la noche, a solas con Goethe, en conversa- ciones de todas clases. Me dijo que tenía inten- ción de comprender, en la publicación de sus obras, su Viaje a Suiza en 1797. Luego se ha- bló del Werther, que no había leído más que una vez, a los diez años, aproximadamente, de su aparición. Lo mismo había hecho con el resto de sus escritos. Luego hablamos de traducciones, a propósito de lo cual me dijo que le resultaba muy difícil traducir poesías inglesas en versos alemanes. "Al cambiar las palabras monosílabas de los ingleses-dijo-en palabras alemanas de varias sílabas o compuestas se pierde toda la fuerza y todo el efecto." Del Rameau me dijo que había terminado en cuatro semanas la traducción y que lo había dictado todo.
Luego hablamos de ciencias naturales, y, par- ticularmente, de la pequeñez de espíritu con que los sabios discutían sobre la prioridad de tal o cual descubrimiento. "Con nada mejor he apren- dido a conocer los hombres-dijo Goethe- que Bosses Ness Caps