Página:El Cardenal Cisneros (03).djvu/4

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

y expléndidos, con caracteres varoniles é inmortales, mientras el otro se pierde en la sombra y sólo despierta grandes simpatías á la posteridad al recordar las amarguras que en los últimos dias le hicieron sufrir —á él todo virtud y bondad— la inquisición de Córdoba y el sañudo Lucero que la presidia. Este vario y opuesto destino de ambos prelados, se debe al singular privilegio que siempre tiene el carácter, de que carecía Talavera, de que estaba extraordinariamente dotado Cisneros, que lo es todo en el mundo, que rige y gobierna á las sociedades antes que el talento, la virtud y el valor, los cuales convierte con frecuencia en meros instrumentos, y que, cuando le asisten y acompañan en el grado que á Cisneros, siquiera tenga extravíos y pague tributo á la humana flaqueza, constituyen el génio, lo que podríamos llamar el ideal de hombre de Estado, tan raro en nuestro pais, fértil en imaginaciones y aún en talentos, pero en todos tiempos pobre y menguado de caractéres sostenidos y perseverantes.

Puestos de acuerdo los dos Prelados, ó por mejor decir, imperando única y avasalladora la voluntad de Cisneros, fueron invitados á asistir á una conferencia los morabitos y alfaquis, ó sea los sacerdotes de la secta mahometana. En ella apuró Cisneros los recursos de su elocuencia, que no eran escasos, y las artes de su diplomacia, que eran muchas; les expuso los fundamentos del cristianismo; les hizo ver los errores de su secta, y por último, para disponerlos mejor, les hizo grandes y espléndidos regalos. En religión como en política, y en aquel tiempo como en todos, es la generosidad un gran instrumento de conversiones y obra como milagros aun en aquellos que se conceptúan jefes y corifeos de las sectas, bien que, harta la ambición y ahita la voracidad, reincidan en el error y vuelvan á sus antiguos puntos, murmurando tal vez, con mengua del propio decoro y escándalo déla moral pública:

¿Quis enim salvis, infamia numis?

Prodigiosos fueron los resultados que obtuvo Cisneros de su singular propaganda entre los alfaquis, los cuales vencidos de aquella benignidad, y más, añade Mariana, de lo que les daban, persuadieron á muchos se hicieran cristianos. Los Moros en tropel se convertían, íbamos á decir se resellaban, influidos por el habla vulgar, corriente y bárbara de nuestros dias: no había un alfaqui, de aquellos sabios y elevados doctores que estaban al frente de su