Página:El Cardenal Cisneros (10).djvu/16

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de que no puede ningun Príncipe ser poderoso por la tierra si no lo es por el mar [1]. Cisneros hizo carenar las viejas galeras, hizo construir otras nuevas, y formó una verdadera escuadra para todas las necesidades futuras. Así pudo batir á una poderosa escuadra turca que se aproximó á las costas de Alicante: allí, cerca de la Isla de Tabarca, hubo un combate naval sangriento en que acabaron los nuestros con los seiscientos corsarios que tripulaban aquellos buques, tomándoles cinco grandes fustas. Así se aparejaba una gran escuadra para atacar á Argel y se disponía de buques para ir á Nápoles y Sicilia.



LXIII.

Recientemente incorporada Navarra á España, no habia habido tiempo suficiente para que se verificara la fusión entre los dos pueblos, mucho más cuando vivia el desposeído Rey Juan de Albret, que no cesaba de agitarse en Francia para volver á sus antiguos dominios. Movíanse los emisarios del Rey de Francia en la Corte de Flandes para hacer que el nuevo Soberano español se desprendiera voluntariamente de Navarra, esperando que los Consejeros de Cárlos, Franceses y obligados á Francia en su mayor parte, apoyarían esta solución. Avisaba desde Flándes el Obispo de Badajoz á Cisneros de estas intrigas, y aun manifestando que se debia considerar si el Príncipe tenia justo derecho y titulo á aquel Reino, porque más se debe mirar á la conciencia que á los fines, todavía pensaba que nada debia hacerse en este asunto hasta que Cárlos viniese á España y el Cardenal pudiese aconsejarle [2]. Afortunadamente, la impaciencia de Albret y de los Franceses, sus auxiliares, los perdió, pues queriendo penetrar en son de guerra por las montañas de los Pirineos, contando con que el partido de los Agramontes los apoyase y con el desconcierto que suponian debia de reinar en España durante la Regencia de Cisneros, se encontraron con un cuerpo de tropas españolas, mandadas por el bizarro Coronel D. Fernando Villalba, que los sorprendió entre aquellos desfiladeros, y obtuvo sobre ellos una gran victoria en que quedaron como prisioneros personajes muy calificados de la

  1. Carta LXXVII de la Colección de los Sres. Gayangos y la Fuente.
  2. Archivo de Simancas. — Estado. — Leg. núm. 496, f. 14 al 18.