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Página:El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha (1905, vol 1).djvu/412

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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

En resolución, le dije que no me aventuraba á decírselo á mi padre, así por aquel inconveniente, como por otros muchos que me acobardaban, sin saber cuáles eran, sino que me parecía que lo que yo deseaba jamás había de tener efecto. A todo esto me respondió don Fernando, que él se encargaba de hablar á mi padre y hacer con él que hablase al de Luscinda.

»¡Oh Mario ambicioso! ¡oh Catilina cruel! ¡oh Sila facineroso! ¡oh Galalón embustero! ¡oh Bellido traidor! ¡oh Julián vengativo! ¡oh Judas codicioso! Traidor, cruel, vengativo y embustero, ¿qué deservicios te había hecho este triste, que con tanta llaneza te descubrió los secretos y contentos de su corazón? ¿Qué ofensa te hice? ¿qué palabras te dije, ó qué consejos te di que no fuesen todos encaminados á acrecentar tu honra y tu provecho? Mas ¿de qué me quejo ¡desventurado de mí! pues es cosa cierta, que cuando traen las desgracias la corriente de las estrellas, como vienen de alto abajo, despeñándose con furor y con violencia, no hay fuerza en la tierra que las detenga, ni industria humana que prevenirlas pueda? ¿Quién pudiera imaginar que don Fernando, caballero ilustre, discreto, obligado de mis servicios, poderoso para alcanzar lo que el deseo amoroso le pidiese donde quiera que le ocupase, se había de enconar, como suele decirse, en tomarme á mí una sola oveja que aun no poseía? Pero quédense estas consideraciones aparte, como inútiles y sin provecho, y añudemos el roto hilo de mi desdichada historia.

»Digo, pues, que pareciéndole á don Fernando que mi presencia le era inconveniente para poner en ejecución su falso y mal pensamiento, determinó de enviarme á su hermano mayor, con ocasión de pedirle unos dineros para pagar seis caballos, que de industria y sólo para este efecto de que me ausentase, para poder mejor salir con su dañado intento, el mesmo día que se ofreció hablar á mi padre los compró, y quiso que yo viniese por el dinero. ¿Pude yo prevenir esta traición? ¿pude por ventura caer en imaginarla? No por cierto; antes con grandísimo gusto me ofrecí á partir luego, contento de la buena compra