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DON QUIJOTE DE LA MANCHA

»No dijo más Anselmo; pero bastó lo que había dicho para dejar corrido y confuso á Lotario, el cual, casi como tomando por punto de honra el haber sido hallado en mentira, juró á Anselmo que desde aquel momento tomaba tan á su cargo el contentalle y no mentille, cual lo vería si con curiosidad lo espiaba; cuanto más, que no sería menester usar de ninguna diligencia, porque la que él pensaba poner en satisfacelle le quitaría de toda sospecha. Creyóle Anselmo, y para dalle comodidad más segura y menos sobresaltada, determinó de hacer ausencia de su casa por ocho días, yéndose á la de un amigo suyo, que estaba en una aldea no lejos de la ciudad, con el cual amigo concertó que le enviase á llamar con muchas veras, para tener ocasión con Camila de su partida.

»¡Desdichado y mal advertido de ti, Anselmo! ¿Qué es lo que haces? ¿qué es lo que trazas? ¿qué es lo que ordenas? Mira que haces contra ti mismo, trazando tu deshonra y ordenando tu perdición. Buena es tu esposa Camila; quieta y sosegadamente la posees; nadie sobresalta tu gusto; sus pensamientos no salen de las paredes de su casa; tú eres su cielo en la tierra, el blanco de sus deseos, el cumplimiento de sus gustos y la medida por donde mide su voluntad, ajustándola en todo con la tuya y con la del cielo; pues si la mina de su honor, hermosura, honestidad y recogimiento te da sin ningún trabajo toda la riqueza que tiene y tú puedes desear, ¿para qué quieres ahondar la tierra y buscar nuevas vetas de nuevo y nunca visto tesoro, poniéndote á peligro que todo venga abajo, pues en fin se sustenta sobre los débiles arrimos de su flaca naturaleza? Mira que al que busca lo imposible es justo que lo posible se le niegue, como lo dijo mejor un poeta, diciendo:

     Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida,
y en el traidor lealtad;