Dulce esperanza mía,
que, rompiendo imposibles y malezas
sigues firme la vía
que tú mesma te finges y aderezas,
no te desmaye el verte
á cada paso junto al de tu muerte.
No alcanzan perezosos
honrados triunfos ni vitoria alguna,
ni pueden ser dichosos
los que, no contrastando á la fortuna,
entregan desvalidos
al ocio blando todos los sentidos.
Que amor sus glorias venda
caras, es gran razón y es trato justo,
pues no hay más rica prenda
que la que se quilata por su gusto,
y es cosa manifiesta
que no es de estima lo que poco cuesta.
Amorosas porfías
tal vez alcanzan imposibles cosas;
y ansí, aunque con las mías
sigo de amor las más dificultosas,
no por eso recelo
de no alcanzar desde la tierra el cielo.
Aquí dió fin la voz, y principio á vivos sollozos Clara, todo lo cual encendía el deseo de Dorotea, que deseaba saber la causa de tan suave canto y de tan triste lloro; y así, le volvió á preguntar qué era lo que le quería decir denantes.
Entonces, Clara, temerosa de que Luscinda no la oyese, abrazando estrechamente á Dorotea, puso su boca tan junto del oído de Dorotea, que seguramente podía hablar sin ser de otro sentida, y así le dijo:
—Este que canta, señora mía, es un hijo de un caballero, natural del reino de Aragón, señor de dos lugares, el cual vivía frontero de la casa de mi padre en la corte; y aunque mi padre tenía las ventanas de su casa con lienzos en el invierno y celosías en el verano, yo no sé lo que fué ni lo que no, que este caballero, que andaba al estudio, me vió, ni sé si en la iglesia ó en otra parte finalmente, él se enamoró de mí, y me lo dió á entender desde las ventanas de su casa con tantas señas y con tantas lágrimas, que yo le hube de creer, y aun querer, sin saber lo que me quería. Entre las señas que me hacía era una de juntarse la una mano con la otra, dándome á entender que se casaría conmigo; y aunque yo me holgaría mucho de que ansí fuera, como sola y sin madre, no sabía con quién comunicallo; y así, lo dejé estar sin dalle otro favor si no era, cuando estaba mi padre fuera de casa y el suyo también, alzar un poco el lienzo ó la celosía y dejarme ver toda, de lo que él