complicado pero, sin duda alguna, más rico y de colores más llamativos aún, se ofrece á la vista.
Su tez es de una blancura perfecta, animada únicamente por una linda boca purpurina; las cejas, afeitadas, están sustituidas por otras pintadas de negro sobre la parte superior de la frente, á fin de alargar el rostro; los cabellos están sueltos y caen hasta la parte inferior de los vestidos y se pierden entre sus pliegues. Cerca de ella está colocada la tabaquera, que es de laca, con incrustaciones de oro, una pipa pequeña y el tabaco fino y rubio que se llama " plumón de grulla."
Antiguamente era muy complicada la manera de contar la hora en el Japón, pero ¡cuánto más bonita y original que como la indican nuestros relojes!
Se comenzaba por la cifra nueve, que es la cifra por excelencia, y marca, á la vez, la mitad del día: la hora del Caballo, y la mitad de la noche: la hora del Ratón.
Se procede de la manera siguiente: dos por nueve
son diez y ocho; se suprime la primera cifra, y quedan
ocho: la hora de la Vaca. Tres por nueve son
veintisiete y suprimiendo la primera cifra, quedan
siete que es la hora del Tigre y así se continúa
multiplicando nueve por cuatro, por cinco, por seis,
obteniéndose, de este modo, las seis divisiones del día y de la
noche que corresponde, cada una, á las horas según
nuestra división del tiempo.