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plado, la habia admirado, y se dulcificó, se embellecio imitándola; despues, viajera procedente del Norte, vino á visitar á las arquitecturas bizantina y árabe del Mediodia, la severa arquitectura ojival, y la árabe se modificó de nuevo á su vista, y la robó la ojiva y la bóveda, pero asimilándoselas, dulcificando la una, complicando la otra, creando el arco de herradura apuntado y el arco y la cúpula estalactitica.

En esta nueva modificacion la arquitectura árabe se hace mas esbelta, mas ligera, mas delicada; cuida mas de la belleza, de la simetria y de la conclusion de los adornos; los prodiga por todas partes; en la almena, en el muro, en la puerta del castillo, de la ciudad, del alcázar y de la mezquita: quiere presentarse engalanada, en el lujo de su belleza; cuida del contraste, elige la luz y el lugar, lo aprovecha todo, y se hace cada vez mas caracteristica, mas árabe , á medida que se separa de las arquitecturas bizantina y ojival sus madres.

Fue una arquitectura sensual, hibrida, indolente, si se nos permite esta frase; ofreció en todas sus partes, en los contornos, en los planos, recreo á la vista, pasto á la imaginacion: fue, por decirlo asi, una poesia romántica en variedad de metros; un ensueño realizado; una tradicion de las maravillas del jardin de Hiram, contada por los caravaneros del desierto , convertida en un hecho.

Pero esa arquitectura árabe tan bella, tan mistica y tan sensual; tan fierrera y tan indolente un mismo tiempo, tan poética y tan fantástica, no vayais á buscarla ni en Constantinopla, ni en el Kairo, ni en Damasco: alli solo encontrareis su cuna, el capullo abandonado por la crisálida : si quereis encontrar esa arquitectura en todo su esplendor , en todo su desarrollo, cumpliendo, realizando, en fin su destino, buscadla en España: buscadla en Toledo, en Sevilla , en Córdoba y en Granada.

Alli encontrareis la escala completa de su desarrollo : alli encontrareis tambien la maravillosa y delicada belleza de su decadencia: alli vereis marcados los siglos en una modificacion continua de esa arquitectura, cuya fecundidad es maravillosa, cuyos contrastes, infinitos.

II.

Como una muestra de esta arquitectura,í¡estampamos en nuestras páginas la reproduccion exacta de una fotografia que hemos hecho tomar de la Puerta del Sol de Toledo.

Inutilmente hemos querido averiguar, de qué fecha data la construccion de esta puerta. Giraultde Prangei, autor francés que ha publicado un libro acerca de los monumentos árabes españoles, acompañado de dibujos bastante exactos, opina que esta puerta debió ser construida á fines del siglo XI, suponiendo que fue edificada por los árabes durante la monarquia toledana, en cuyo periodo de setenta y cinco años, se reedificaron los muros de Toledo: y el señor Amador de los Rios en cuyo libro Toledo Pintoresca encontramos este dato, no tiene reparo en admitir hasta cierto punto la opinion del escritor francés.

Nosotros nada podemos decir acerca de esto porque ninguna prueba tenemos; pero para nosotros es indudable, que esta puerta pertenece por su género á la época en que, introducida en España la arquitectura ojival, la árabe se modificó, prolongando sus arcos, alznádolos, apuntándolos, levantando sus columnas, haciéndolas mas esbeltas, adoptando, en fin, la ojiva y la estalactítica. Puede, pues, suponerse por crmparacion, por deduccion , que la Puerta del Sol de Toledo fue construida á fines del siglo XI, ó principios del XII.

Obsérvese bien esa puerta: su arco mayor, su arco esterior, es un arco ojivo pronunciado, ligeramente modificado , impuesto sobre dos columnas esbeltas: contrastando con esta innovacion, y produciendo un bello efecto, el segundo arco, el menor, y los subsiguientes de la arcada, son de herradura; parece, pues, que se está en un periodo de transicion, que hay lucha: mas adelante el arco de herradura se apuntará, y el ojivo irá deprimiéndose, ensanchándose... pero estamos delante de la Puerta del Sol.

No pudiendo decir nada seguro sino por deduccion, por comparacion, acerca de la fecha de su nacimiento, ocupémonos de su presente, representado en nuestra lámina.

El aspecto que representa la puerta considerado en el conjunto, es armonioso: esbelta, originalisima, por una parte se apoya en un torreon cuadrado y por la otra en una esbeltisima torre cilindrica: sus almenas están lamidas por el viento y por la lluvia; sus muros ennegrecidos por el tiempo, surcados de cicatrices, do mutilaciones que los ennoblecen, dándoles ese bello y poético color monumental que solo da el tiempo: ya no tiene su coraza, su doble puerta de hierro, ni el soldado árabe que la guardaba, ni el atalaja que vagaba de noche en su almenar: es un resto de una civilizacion que ha pasado: un fragmento que ha sobrevivido á aquella civilizacion: el paisano y el carromatero pasan indiferente, bajo ella, y solo el poeta, el artista, el hombre de corazon se detiene, á contemplarla.

Es bella, está engalanada, pero sencillamente; á su construccion ha precedido un gusto esquisito; se ha cuidado, para evitar la monotonia, de romper la linea de su almenar, elevando mas el de las torres en que se apoya: en sus pequeños matacanes, que parecen jaulas de pájaros colgadas del muro , se han labrado agimecillos fingidos, y se han coronado estos matacanes de pequeñas almenas inútiles: inmediatamente sobre la ojiva, se han cincelado en la piedra ligeros arcos entrelazados, y sobre estos, para no dejar un espacio muerto y pelado hasta las almenas, se han esculpido otros arquitos estalactiticos.

Y la puerta es armónica, y bella, y poética.

Es un testimonio del buen gusto y de la civilizacion de los árabes.

Pero ¡ay! su belleza no la ha librado de ser marcada como una esclava.

Sobre su primer arco de herradura está esculpido el escudo de armas de la catedral: el vencedor la ha bautizado, la ha rociado con un hisopo, ha impreso un signo cristiano sobre su frente musulmana, y no contento con esto, la ha hecho servir para la esposicion de un monumento de infamia.

Entre su arcada hay dos grotescas estatuas de mármol, que sostienen sobre sus cabezas otra cabeza humana.

Oigamos la tradicion.

Dicen antiguos papeles, que un Fernando Gonzalez, alguacil mayor de Toledo, allá por los tiempos de Fernando el Santo, se atrevió, violenta y desusadamente á dos damas de gran valia, y que acudiendo estas al rey, el rey mandó cortar la cabeza al alguacil y poner un simulacro de ella en la Puerta del Sol, para que sirviese de ejemplo y pusiese espanto á los demás por cuanto durase la puerta ó no se cayese la cabeza de piedra,'ó no se le antojase á alguien quitarla.

Como tradicion hemos recibido el anterior relato, y como tradicion le hemos dado á nuestros lectores.

Manuel Fernandez Y González.


DON JUAN ANTONIO RIBERA.

Pintor De Historia, Contemporáneo.

Los artistas de mérito, (permitase esta flor retórica), pueden muy bien compararse con el ave Fenix que renace de sus propias cenizas. Los pintores, siguiendo la condicion del linaje humano, desaparecen del mundo; pero sus obras quedan; desde el momento de su muerte toman mas estimacion, y su nombre ocupa una página honrosa en la historia.

Pasan años, trascurren siglos, y los nombres de Rafael de Urbino, de Miguel Angel, de Leonardo de Vinci y otros, que omitimos por no ser prolijos, viven en el mundo artistico y se recuerdan con gloria. A medida que el tiempo vuela se miran con mas entusiasmo las obras que nos legaron estos príncipes de la pintura. No