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[...] «Carpincho» (Hydrochœrus capybara), el Roedor mas grande de la tierra. El hombre le vá arrojando de cada vez mas de los sitios que antes recorriera, obligándole á refugiarse en los lugares mas desiertos, é inhabitables para su desapiadado enemigo. Por otra parte, y es muy verosímil, asegúrase que constituye la presa predilecta del «Yaguareté».

Yo no le he visto nunca en el rio Baradero, frecuentemente surcado hoy por las embarcaciones; las aguas del rio Pintos, que arrastra su caudal por los terrenos limosos de la isla vecina, así como los numerosos arroyos que en el se derraman, son actualmente el refugio del gigantesco Roedor.

Con todo, parece que no es este el único punto donde se le encuentra en el Baradero, pues me han asegurado que habita asimismo en los pajonales vecinos al rio Arrecifes, á algunas leguas de su embocadura.

El «Cuí» (Cavia Azaræ Lichts. s. leucopyga Brandt) se halla en este municipio, mas es bastante escaso; son pocas las personas que lo conocen. Recuerdo haber notado su presencia en el interior del partido, cerca de la Cañada Honda.

§. 16—El único Dasipódide que tenemos aquí es el «Peludo» ó Euphractus villosus, especie bastante comun, sumamente apreciada por su carne, por cuyo motivo se le caza, valiéndose para ello de perros de buen olfato, durante las altas horas de la noche, en que el Peludo abandona su cueva para ir en busca de las carroñas de que se alimenta. Sin embargo, no huye de la luz; por el contrario, gusta de calentarse al sol, durmiendo junto á la puerta de su cueva, en cuya situacion se le suele sorprender.

Este animalito se domestica con gran facilidad, sigue á su amo, y cobra cariño al lugar donde se ha criado, lo cual ciertamente no es compatible con el dictado de estúpido que algunos naturalistas aplican á los Dasipódides, como á todos los séres de hábitos pacíficos, como si la inteligencia fuese el exclusivo patrimonio de los crueles.

§. 17—En la época en que el Paraná sale de madre, los «Ciervos» (Blastocerus paludosus Wagl-Desm.) que habitan junto al cauce principal, en medio de los bosquecillos y pajonales, obligados á buscar su salvacion, como los Yaguaretés