Página:El Señor y lo demás son cuentos (1919).djvu/112

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vocándose de medio a medio, a pesar de que era tan listo—. Hasta el pagano Homero, el gran poeta, ha dicho que los sueños vienen de Júpiter. Para el cristiano vienen del único Dios verdadero. En la Biblia tiene usted ejemplos respetables del gran valor de los sueños. Ve usted primero a Josef interpretando los sueños de Faraón, y más adelante a Daniel explicándole a Nabucodonosor...

—Pues este Nabucodonosor que tiene usted delante, mi señor don Mamerto, no necesita que nadie le explique lo que ha soñado, que harto lo entiende. Y como yo me entiendo, a usted sólo le importa saber que en adelante pueden usted y todo el cabildo, y cuantos hombres se visten por la cabeza, contar con mi amistad..., pero no con mi bolsa. Hoy no se fía aquí, mañana tampoco.

Pidió D. Mamerto explicaciones, y a fuerza de mucho rogar logró que D. Fermín le contase el sueño del protesto.

Quiso el maestrescuela tomarlo a risa; pero al ver la seriedad del otro, que ponía toda la fuerza de su fe supersticiosa en atenerse a la lección del protesto, quemó el canónigo el último cartucho diciendo:

—El sueño de usted es falso, es satánico; y lo pruebo probando que es inverosímil. Primeramente, niego que haya podido hacerse en el cielo un protesto..., porque es evidente que en el cielo no hay escribanos. Además, en el cielo no puede cumplirse con el requisito de extender el protesto antes de la puesta del sol del día siguiente..., por-