Página:El Señor y lo demás son cuentos (1919).djvu/97

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
91
 

Llegó él a creerla persuadida de que el matrimonio era un accidente insignificante, tratándose de almas místicas a la moderna. "Era absurdo proclamar el divorcio para facilitar la descomposición de la familia vulgar, para dar pábulo a la licencia plebeya; todo estaba bien como estaba en la ley religiosa y en la civil; sólo que había excepciones que la grosera expresión legal, vulgar, no podía tener en cuenta, ni mucho menos puntualizar. ¿Cuándo llegaba el caso de la excepción? Los dignos de ella eran los encargados de revelarlos a su propia conciencia, mediante inspiración sentimental infalible."

Todo esto lo iba diciendo Víctor, no así de golpe y con términos duros y abstractos, como lo digo yo que tengo prisa, sino entre párrafos de filosofía poética y ante las decoraciones de bosque y marina propias del caso.

***

Cuando la fruta le iba pareciendo ya muy madura y creía llegado el tiempo de la recolección, notó Cano que la de Carrasco empezaba a distraerse mientras él hablaba, y parecía meditar, no lo que él decía, sino otras cosas. Una tarde que él creía la oportuna para la declaración mística, encontró a Cristina dentro de una caseta, junto al agua, leyendo hacia el final del libro forrado con un periódico.

Desde entonces pudo ver que la conversión de la buena burguesa iba perdiendo terreno; oía ella