copiosamente; de modo que en poco tiempo desplega anchos velos de verdura sobre el arbusto, la verja o la glorieta que ha ocupado. Sus lindísimos festones pueden servir de modelo al bordado y para las artes de adorno.
El pitito merece un lugar preferente en los jardines por su bellísimo follaje que resiste a las heladas; recreando nuestra vista en el invierno. En la primavera se cubre de lindas y raras florecillas de coral, cuyos estrechos y hondos nectarios parecen sólo apropiados a la lengua del picaflor, el cual no cesa de girar en torno de ellas; y luego se transforman en pequeños frutos redondos, que, con sus largos pedúnculos, parecen alfileres de pecho con engarce de tres azabaches. Su jugosa pulpa da un hermoso color morado, y tiene las enérgicas propiedades de los tubérculos de la planta.
Arnold asegura que los frutos de la capuchina son purgantes, y tanto esa como las otras virtudes de la planta deben ser comunes al pitito y demás especies, si es que todas gozan de las mismas propiedades, como lo cree Merat.
Digno objeto es de un estudio fisiológico la extraña peculiaridad del pitito de resistir al frío más intenso, a pesar de la extrema delicadeza de este bejuquillo; a la vez de no poder soportar el calor, pereciendo en el verano, aunque en las islas nunca le falte la humedad ni la sombra. Se ha observado que el tropeolo es un vegetal animalizado por contener el fósforo en grande cantidad. ¿No gozará esta liana la propiedad animal del calor interno, debido a la producción fosfórica que arde a medida que se va formando, produciendo al mismo tiempo los pequeños