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Página:El Tempe Argentino.djvu/253

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Agricultura del delta. — 251

demora, con el doble objeto de estercolar la tierra e impedir los miasmas de su putrefacción.

Hay dos consideraciones más que imponen la abstención de arrojar al agua esas basuras, la una es la conveniencia de contribuir con ellas al levantamiento del suelo de las islas, y la otra la necesidad de conservar la pureza de las aguas. No quieran incurrir en el error de la nación que, a pesar de ser una de las más adelantadas en agricultura, ha privado a su suelo de los elementos más necesarios al desarrollo de las plantas, arrojándolos a los ríos, donde se han acumulado de tal modo, que inficionan las aguas y la atmósfera, hasta el grado de hacerla mortífera para los habitantes de las riberas, como sucede hoy mismo en la ciudad de Londres.

En éste como en los demás casos en que la ciencia, a una con la experiencia, han dado su fallo, es necesario que éste sea sancionado por las prescripciones de la ley; porque, por desgracia, todavía las verdades más importantes para la salud y el bienestar del hombre, no han penetrado en el entendimiento del pueblo, ni aquí ni en las naciones más preciadas de su civilización y sus progresos.


EPÍLOGO

Al tratar de la geoponía del Tempe Argentino, me he propuesto aplicar los principios de la ciencia a las condiciones del terreno, tan raras y excepcionales como proficuas, con el fin de sacar de él el mayor producto, con el ahorro posible de tiempo, trabajo y gasto; es decir, con la mayor economía de fuerzas. Los actuales cultivadores