cuya longitud es de ciento y cuatro brazas, y la latitud de cuarenta, sin que haya ninguna cadena de hierro, ni de madera que la sostenga, y toda la obra es de orden compuesto con tres Capillas grandes y tres pequeñas en cada parte. En los brazos de la cruz hay dos Capillas á cada lado opuestas. El cuadro en donde se ha de levantar la cúpula mayor tendrá cuarenta brazas de lado. Ademas hay el Coro de figura oval de cincuenta y dos brazas de largo, y la anchura como la de la Iglesia, y ambas obras se acabaron el año 1600 hasta la cornisa conforme al modelo antiguo de Alberti. La fachada está dividida en tres puertas, y la mayor de ellas, que es la del medio, está adornada de mármoles blancos con varios follages muy buenos y trabajados con suma diligencia, y las de los lados son de mármol pardo también con sus labores. El que quiera ver una descripción circunstanciada y extensa de todo esto, lea el libro 6.° de Donesmondi de la Historia Eclesiástica de Mantua, de donde he sacado todas estas noticias. Mario Equícola en su Historia de Mantua dice que Alberti emprendió la obra de la Iglesia de S. Sebastian en la misma Ciudad, en donde tuvo por ayudante y exacto observador de sus diseños un tal Lucas Florentino, el cual habia ya trabajado por él en Florencia en el Coro de la Anunciata.
Pero si Roma, Rímino y Mantua deben estar obligadas á la habihdad de Alberti, no menos lo debe estar su patria por haber contribuido tanto al ornato de ella. La fachada de la Iglesia de Santa María la nueva en Florencia se hizo con diseño suyo, en donde mezcló con mucha gracia los mármoles blancos y negros, correspondiendo