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en todo su artificio á la grandiosidad de la fábrica del Templo. Hizo también el diseño del Palacio que construyó Cosme Rucellai en la calle que llaman la Viña; y en la Iglesia de S. Brancacio hay también una Capilla de su invención, y otras muchas cosas que se omiten por no ser prolijos. Las obras de Pintura que dejó son poquísimas. Pablo Giovio, que compuso el elogio de Alberti, y le pone en el número de los mas ilustres literatos, alaba mucho el retrato que hizo de sí mismo, el cual se hallaba en tiempo del Vasari en casa de Palla Rucellai con otras varias pinturas del mismo Bautista.
En todo cuanto se ha dicho acerca de la literatura de Alberti y de su conocimiento del dibujo, se ve que se le puede poner con mucha razón entre los hombres famosos de una y otra profesión; y aun él para unirlas mas estrechamente quiso que los discursos de la una sirviesen para ilustrar las operaciones de la otra, haciendo hablar á aquellas artes que en tiempos pasados habian estado casi mudas, y dejando escritos con limado estilo muchos preceptos de ellas en lengua Latina. Lo primero que escribió fue de la Escultura, y compuso un libro pequeño en Latín que intituló de la Estatua (B); y luego en el mismo idioma escribió otros tres de la Pintura muy alabados de los inteligentes, tanto por la belleza de la dicción, como por la importancia de los preceptos. En el primero se explican los principios del arte con el auxilio de la Geometría: el segundo contiene las verdaderas reglas de que nunca debe apartarse el Pintor, asi en la composición, como en el dibujo y colorido, que son las tres cosas á que se reducen todas las consideraciones