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214 — Tratado de la Pintura

cuantidades que no sean equidistantes, cuanto mas obtuso sea el ángulo en frente de la base, tanta mas alteración padecerán. Finalmente, á todo esto se debe añadir aquella opinión de los Filósofos, que dice: que si el cielo, las estrellas, los mares y los montes, los animales, y últimamente todos los cuerpos se hicieran la mitad menores de lo que son, no parecería que se habían disminuido cosa alguna del tamaño que ahora tienen; porque la magnitud, pequeñez, longitud, altura, profundidad, estrechez y latitud, la oscuridad, claridad, y las demás cosas que se pueden hallar ó no hallar en todo, las llamaron los Filósofos accidentes, los cuales son de tal manera, que solo se les puede conocer exactamente por comparación. Dice Virgilio que á Eneas le llegaban los demás hombres á los hombros; pero si Eneas se comparase con Polifemo, pareceria pigmeo. Dicen que Euríalo era muy hermoso; pero comparado con Ganimedes, aquel á quien arrebató Jove, pareceria feo. En algunos paises se tienen por blancas algunas mugeres que trasladadas á otro serian negras. El marfil y la plata son de color blanco, pero al lado de los Cisnes y de las telas de lino ya no lo son tanto. Por esta razón parecen las superficies en la Pintura muy bellas y resplandecientes, cuando en ellas se advierte aquella proporción del blanco al negro que hay en las cosas naturales de la claridad á las sombras. Y asi todo esto se advierte por medio de la comparación, pues en el cotejo de una cosa con otra se encuentra cierta fuerza, con la cual se echa de ver lo que hay de mas ó de menos, ó la igualdad. Por esto llamamos grande á aquello que es mayor que otra cosa menor, y grandísimo á lo que es mayor que lo grande; luminoso á lo que es mas claro que lo oscuro, y clarísimo á lo que tiene aun mas luz que lo que decimos luminoso. Y la