Página:El Tratado de la Pintura.djvu/327

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de Leon Bautista Alberti — 215

comparacion se hace siempre con aquellas cosas que son mas conocidas; y por esto siendo el hombre la cosa mas conocida entre todas las demás, dijo Protágoras que era el modelo y la medida de todas las cosas; entendiendo por esto que los accidentes de todas las cosas se pueden conocer y comparar con las del hombre. Todo esto nos enseña que todas aquellas cosas que pintemos parecerán á la vista grandes ó pequeñas, segun el tamaño que en la pintura demos al hombre. Esta fuerza de la comparación juzgo que nadie la llegó á comprender tanto entre los antiguos como Timantes, el cual pintando á un Cíclope dormido en una tabla pequeña, lo puso al lado de unos Sátiros que le abrazaban el dedo gordo del pie, para que pareciese su estatura enorme comparada con la de los Sátiros.

Hasta aqui hemos hablado de casi todo lo que pertenece á la virtud de la vista, y al conocimiento de la sección de la pirámide visual; pero como conduce mucho á nuestro propósito el saber cuál sea esta sección, y de qué modo se hace, falta decir la manera y el arte con que se expresa en la Pintura. Para esto me parece mejor decir lo que yo hago cuando me pongo á pintar. Para pintar, pues, una superficie, lo primero hago un cuadro ó rectángulo del tamaño que me parece, el cual me sirve como de una ventana abierta, por la que se ha de ver la historia que voy á expresar, y alli determino la estatura de las figuras que he de poner, cuya longitud la divido en tres partes. Estas para mí son proporcionales á aquella medida que comunmente llaman brazo; pues, según se advierte claramente en la proporción del hombre, su regular longitud es de tres brazos ó brazas (B). Con esta medida divido la línea que sirve de base al rectángulo, y anoto las veces que entra en ella. Esta línea es para mí proporcional á la mas próxima cuantidad equidistante que se ve en aquel espacio al