murió en la torre de Loces, con motivo de las guerras que se originaron, se entibió mucho en Milán el estudio de las bellas Artes, y fue deshaciéndose poco á poco la Academia establecida, en la cual habian salido sobresalientes en la Pintura Francisco Melzi, Cesar Sesto, Bernardo Lovino, Andrea Salaino, Marco Vegioni, Antonio Boltrafio, Paulo Lomazo y otros Milaneses, que todos seguian la escuela de Vinci; de tal manera que muchas veces no solo entonces, sino también ahora se estimaron y vendieron muchas obras suyas por de Leonardo, especialmente las de Sesto y Lovino, que fueron los que mas imitaron la manera de su Maestro. Con todo hubiera sin duda sobrepujado á los demás Lomazo, si no le hubiera faltado la vista en lo mas florido de su edad, como lo habia ya predicho Gerónimo Cardano: y ya que no podia dedicarse á la pintura con la mano, se dedicó con el entendimiento; y siendo ciego compuso aquellos libros tan estimados de los que tienen vista, en los que á cada paso propone á Vinci como idea de un verdadero y perfecto Pintor.
Cuando pasó a Milán Luis XII, Rey de Francia (que fue un año antes de la prisión del Moro), habiendo suplicado á Vinci los sugetos principales de la ciudad, que inventase alguna máquina extraña y magnifica para cortejar y obsequiar á aquel Príncipe, hizo un león con tal arte, que después de haber dado muchos pasos por sí en una sala, se paró delante del Rey, y luego abriéndose él mismo el pecho, arrojó una infinidad de lises de que estaba lleno. En las obras de Lomazo, lib. 2.°, cap. I.º, se lee que esto lo hizo para Francisco I; pero fue error