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Edmundo Montagne

El aludido mete torpemente un gran pañuelo de seda sobre sus mostachos canosos y llora a sofocones, rechazando el consuelo de Laura.

Es que al señor de la butaca 15 le ha dicho el periodista, de vuelta de su investigación:

—Usted estaba en lo cierto, aunque de otro modo. Sobre el pecho del niño han hallado un papel que dice: "No puedo vivir sin ella. Perdón, señor Delfí".