Silencio! Veamos. Rufo dice esto a Berta:
"¡No sé qué pensar de ti!
Has provocado al poeta; mas te juro, pizpireta, que no te reirás de mi.
Pide a un padre confesor que te labre la portada.
Yo en ella no pongo nada, pues que me pides amor." —¡Oh!—interrumpen unas, indignadas.
¡Oh!—repiten otras a medio reir.
El primo prosiguió:
"Vaya pues: un sacerdote te hablará de amor divino.
Tienes trazado el camino.
Llámame si quieres zote." ¡Dame el álbum! — pidió furiosa Berta que dudaba. Pero vió que las tres redondillas estaban escritas y firmadas por Rufo Callado, y huyó avergonzada a su pieza.
Diversos pareceres, vivos comentarios, extrañezas, acusaciones contra Rufo provocó el hecho en la rueda.
El abuelo todo lo oía desde su asiento, todo lo miraba; y viendo que los mozos rodeaban cuchicheantes a Adolfo y sofocaban sus carcajadas, sonrió picaresco.