Página:El cerco de pitas (1920).pdf/145

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
141
El cerco de pitas

a los miembros de la Comisión, quienes reconocieron en él al joven Liraico retratado antes, el del pintoresco vestir anacrónico: chambergo mosquetero, melena romana, capa española...

El caso es que el estrafalario mozo argumentaba persuasivamente al mostrar el par de cuadros pequeños que llevaba escondidos bajo la capa. Y no era motivo de poca sorpresa para los caballeros de la Comisión el comprobar cómo aquel joven que vivía tan fuera de lo circundante podía aducir razones hábiles en defensa de obras como las de Laura Dambré, a las que fuera torpe negar su mucha realidad.

Milagros del amor!

pensaban, creyendo acertar.

Y se sentían por fin bien dispuestos hacia el quijotesco paladín de aquella Dulcinea pintora, por cuya persona comenzaba a picarles la curiosidad.

II

Desde que el Salón abrió y supe que Laura Dambré había sido admitida, sustenté el propósito de visitarlo. Las noticias de Daniel Liraico primeramente, mi aprecio directo de sus obras luego, me inspiraron verdadero interés por la artista y su trabajo.

—¿A que todavía no fué? — díjome el poeta por todo saludo entrando un mes más tarde a la