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El cerco de pitas

Que solamente el gran retratista inglés que ha querido exhibir una obra aquí mismo como para enseñarnos a pintar, ese famoso pincel de un vigor extraordinario...

—Sí, le interrumpí, el que se cotiza a 20 mil pesos por retrato...

—Ese mismo... Que solamente él aventaja a Laura este año.

—Lo creo.

E iba a volverme hacia "La Viejecita", hacia el cuadro del día, cuando un suceso increíble, un acontecimiento de todo punto inesperado para mí, túvome un rato sin moverme, en muda consideración.

La misma doña Concepción auténtica acababa de franquear la entrada del Salón. La viejecita en persona, sola, con su traje de ir a hacer las compras, como estaba en la tela, después de dar dos pasos inciertos, levantaba su cabeza entrecana para mirar con bobo estupor los muros llenos de cuadros ricamente enmarcados y las gentes que los contemplaban. Dedujo su retrato detrás de nuestro grupo. Reaccionó en seguida, porque lo que traía era enojo y habría de expresarlo.

Comenzó a murmurar.

Yo me acerqué, temeroso, conmovido, adivinando un drama en su alma materna de ancianita ejemplar.

— Doña Concepción! Qué placer el verla..iba a continuar diciéndole.

—¡Ah, señor! — exclamó en voz alta, rompien1