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ban en silencio. La nieve, también silenciosamente, caía del cielo. Las buenas estrellas miraban desde lo alto, a través de las ramas, y parecían decir: "Pobre hombre! ¡Está muerto!" Cerca de Makar, empujándole con el pie, estaba el viejo pope Ivan. Cubría la nieve su largo ropaje, su "schapka", sus hombros y su barba.

Para mayor asombro de Makar, era el mismo pope Ivan que había muerto hacía ya cuatro años.

. Había sido un buen pope. Era muy indulgente para Makar, y no le pedía jamás dinero. Makar fijaba él mismo el precio de los servicios religiosos, y ahora recordaba, avergonzado, que se los pagaba muy poco, y a veces ni siquiera se los pagaba. Pero el pope Ivan no lo tomaba a mal. Sólo pedía una cosa: que le pusieran delante una botella de "vodka". Si Makar no tenía dinero para comprarlo, el pope enviaba a buscar el "vodka" con su propio dinero, y bebían juntos. El pope acababa siempre por emborracharse; pero no daba a Makar más que algunos puñetazos muy flojos.

Después, Makar acompañaba al pope a casa de su mujer.

Sí; fué un buen pope; y su muerte había sido horrible. Una vez, estando solo en casa, muy borracho, se acercó a la chimenea para encender la pipa Pero como no podía tenerse en pie, se cayó en la chimenea, y el fuego lo quemó vivo. Cuando volvió su mujer, no encontró más que las piernas del marido.