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L 198 1 gándole le trujese buena relación de todo lo que con ella pasase. Hecho esto, y llegadas las once horas de la noche, halló don Quijote una vihuela en su aposento, templóla, abrió la reja y sintió que andaba gente en el jardín, y habiendo recorrido los trastes de la vihuela, y afinándola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego con una voz ronquilla aunque entouada, cantó el siguiente romance, que él mismo aquel día había compuesto:

Suelen las fuerzas de amor sacar de quicio á las almas, tomando por instrumento la ociosidad descuidada.

Suele el coser y el labrar, y el estar siempre ocupada, ser antídoto al veneno de las amorosas ansias.

Las doncellas recogidas que aspiran á ser casadas, la honestidad es la dotey voz de sus alabanzas.

Los andantes caballeros, y los que en la corte andan, requiébranse con las libres, con las honestas se casan.

Hay amores de levante, que entre huéspedes se tratan, que llegan presto al poniente, porque en el partir se acaban.

El amor recién venido, que hoy llegó y se vá mañana, las imágenes no deja bien impresas en el alma.