Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo III (1908).pdf/383

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 379 —

—Esta, señores, es mi hija, más desdichada en sus sucesos que en su nombre. Ana Félix se llama, con el sobrenombre de Ricote, famosa tanto por su hermosura, como por mi riqueza; yo salí de mi patria á buscar en reinos estraños quien nos albergase y recogiese, y habiéndole hallado en Alemania, volví en este hábito de peregrino en compañía de otros alemanes á buscar á mi hija, y á desenterrar muchas riquezas que dejé escondidas. No hallé á mi hija, hallé el tesoro que conmigo traigo; y agora por el estraño rodeo que habéis visto he hallado el tesoro que más me enriquece, que es á mi querida hija; si nuestra poca culpa y sus lágrimas y las mías por la integridad de vuestra justicia pueden abrir puertas á las de misericordia, usadla con nosotros, que jamás tuvimos pensamiento de ofenderos, ni convenimos en ningún modo con la intención de los nuestros, que justamente han sido desterrados.

Entonces dijo Sancho :

—Bien conozco á Ricote, y sé que es verdad lo que dice en cuanto á ser Ana Félix su hija, que en esotras zarandajas de ir y venir, tener buena ó mala intención, no me entrometo.

Admirados del estraño caso todos los presentes, el general dijo:

—Una por una vuestras lágrimas no me dejarán cumplir mi juramento, vivid, hermosa Ana Félix, los años de vida que os tiene determinados el cielo, y lleven la pena de su culpa los insolentes y atrevidos que la cometieron; y mandó luego ahorcar de la entena á los dos turcos que á sus soldados habían muerto; pero el virrey le pidió encarecidamente no los ahorcase, pues más locura que valentía había sido la suya.