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De la resolución que tomó don Quijote de hacerse pastor y seguir la vida del campo en tanto que se pasaba el año de su promesa, con otros sucesos en verdad gustosos y buenos.

Si muchos pensamientos fatigaban á don Quijote antes de ser derribado, mucho más le fatigaron después de caído. A la sombra del árbol estaba, como se ha dicho, y allí como moscas á la miel le acudían y picaban pensamientos. Unos iban al desencanto de Dulcinea, y otros á la vida que había de hacer en su forzosa retirada. Llegó Sancho y alabóle la liberal condición del lacayo Tosilos.

—¿Es posible, le dijo don Quijote, que todavía, oh Sancho, pienses que aquel sea verdadero lacayo? Parece que se te ha ido de las mientes haber visto á Dulcinea convertida y trasformada en labradora, y al caballero de los Espejos en el bachiller Carrasco: obras todas de los encantadores que me persiguen. Pero dime ahora ¿preguntaste á ese Tosilos que dices qué ha hecho Dios de Altisidora, si ha llorado mi ausencia, ó si ha dejado ya en las manos del olvido los enamorados pensamientos que en mi presencia la fatigaban?

DON QUIJOTE .—26 TOMO III